Soft Delete: no lo vemos, pero ellos sí
Publicado también en El Pozo Es-Séptico
Cuando nos registramos en un servicio digital, ya sea un sistema operativo, aplicación móvil, sitio web o cualquier cosa conectada a internet, por detrás, fuera de nuestra vista de usuarios normales, los datos están viajando a velocidades alucinantes desde nuestros dispositivos a servidores de terceros y viceversa. Sin que nos percatemos, estamos dejando un rastro digital inmenso en muchos servidores, en serio, ¡muchos!
Y muchos de ellos siguen los estándares del software comercial, como lo es el soft-delete, nombre técnico usado para eliminar información de los usuarios, pero manteniéndola en servidores privados; es decir, el usuario ve que su información ha sido eliminada con éxito, pero esta sigue estando en los servidores del servicio que se esté usando.
Cuando eliminas una publicación, por ejemplo, en cualquier red social conocida, esta sigue existiendo, solo que ya no la ves, pero ellos sí. Ésta no es una teoría conspirativa, es la realidad que muchas empresas implementan, inclusive se han ganado problemas por esta práctica cuestionable.
No todo es malo con el soft-delete; en infraestructura crítica o bancaria, tener el registro de todo es el respaldo que se tiene para contrarrestar movimientos ilegales, ya sea de forma preventiva o investigativa. Pero surge un dilema, ¿qué se considera ilegal? ¿Hasta dónde la privacidad debería mantenerse? La respuesta a esto depende de quien tenga el poder de turno, ya sean grandes empresas tecnológicas que las leyes no están vigilando, o líderes políticos con el poder de establecerlo.
Este dilema lo podemos apreciar bien en el tráfico alienígena: